Mañana se disputa la Media Maratón de Zaragoza, y algún año volveré a correrla. Este año estoy todavía un poco tocado y estoy haciendo la transición al calzado minimalista (de esto ya hablaré otro día), con lo cual estoy entrenando poco por no decir nada (un poco de bici y correr 15-20 minutos dos o tres veces por semana).

Aún así, estoy esperando a que Martina cumpla nueve meses para empezar a correr con el carro, al igual que hice con Bruno.

Bruno en su carro

Además, hemos sido entrevistados para el reportaje del Periódico de Aragón: Locos sobre ruedas. Sí, me han caído 5 años más de la cuenta de repente.

El poder correr con el carro tiene muchas cosas buenas, y no solo el poder hacer deporte con tus hijos al aire libre: Un montón de buenos recuerdos y la mejor inversión que hice en el 2012.

  • Bruno gritando “¡Papá, corre más!”. Cuesta arriba, sin respiración, empujando el carro.
  • Cierzo. En Zaragoza hay mucho. El carro hace de vela, y el aire siempre suele dar en contra. Bruno gritando “¡Papá, corre más!”. Pasas de ir a 4.30 a 6.00. Luego te da a favor y pasas a hacer series de 1000 a 3.15 con el niño (aunque seguirá gritando “¡Papá, corre más!”).
  • Cuestas arriba. El carro es muy cómodo, se conduce con una sola mano y en llano parece que ande solo (menos cuando hay cierzo), pero cuesta arriba no deja de ser un lastre de 15 kilos más lo que pese el niño. Te pones fuerte.
  • Caminos. Pasas de ir sin un bache por la acera / carril bici / asfalto a que el niño vaya dando saltos. Cuando vuelves al asfalto te mira con cara de pena, como diciendo “¡Papá, quiero baches!”.
  • El día que sales haciendo sol, y se pone a llover. El carro parece una nave espacial en miniatura con el protector. Tú no llevas protector y acabas empapado.
  • La hora de la siesta. Puedes entrenar todo el rato que quieras, porque a los 2 minutos el niño va a ir dormido. Cuando va creciendo va durmiendo menos, y para que no se aburra puedes ir cantando canciones. Bruno gritando “¡Papá, corre más! ¡Ahora la canción del barquito chiquitito! ¡Y ahora la de Pocoyó!”. Cuesta arriba, sin respiración, cantando, empujando el carro, con cierzo, lloviendo.

Actualización 2016-07-12

A Martina parece que también le gusta. No ha parado de canturrear durante los 40 minutos de su primer día en el carro.

Martina en su carro