• El amigo informático

    En los últimos años he aprendido muchas cosas, algunas sobre tecnología, otras sobre el Mundo Real, otras sobre la condición humana… Otras cosas me han llamado la atención: El auge del DIY (Do It Yourself) y las posibilidades de la impresión en 3D, o el auge del Big Data y la poca gente que sabe realmente qué es lo que es el Big Data, o sin ir más lejos, el auge del cuñadismo.

    El cuñadismo suele ser una forma de mostrar tu ignorancia o tus limitaciones en un campo en concreto del conocimiento. Por ejemplo, si te vas a comprar un coche siempre habrá alguien que te diga que un pariente suyo o un conocido de la mili se han comprado el mismo coche que tú, pero con radio satelital embebida en el salpicadero y nuevas tecnologías como JADT, MDT, u otras siglas que se pueda inventar. Y por la mitad de precio.

    Probablemente, por no decir seguramente, no sea así. Pero ya hemos dado nuestra opinión en un tema que ni nos va ni nos viene, o en un tema del cual no sabemos nada o casi nada pero queríamos ser aceptados por el grupo de humanos en una conversación… O simplemente, porque hay gente a la que le gusta demostrar sus pequeñas taras mentales.

    Dentro del cuñadismo hay un caso extremo: El amigo informático.

    Todo el mundo tiene un amigo o varios, y probablemente alguno de ellos sea informático. El concepto de informático está muy devaluado. Cualquiera que sepa encender un ordenador y abrir algo más que el buscaminas, el Excel o el Word ya es considerado un informático. Y no es así.

    En ITERNOVA llevamos ya muchos años haciendo software para la gestión de infraestructuras, instalaciones, etc… Nuestro sistema SmartRoads está implantado en varias demarcaciones, diputaciones, concesiones de autopistas, etc… de España y Latinoamérica, y está compuesto por diferentes tecnologías de todo tipo, diferentes bases de datos, diferentes lenguajes de programación, diferentes servicios y microservicios, diferentes API, módulos que se relacionan en función de eventos y protocolos diferentes, sistema de gestión de permisos y roles de usuarios, diferentes sistemas de monitorización interna y externa, sistemas basados en colas y eventos, un conjunto de aplicaciones móviles, sistemas de integración de ITS (Intelligent Transportation Systemas) e IoT (Internet Of Things)…

    Pero siempre vendrá alguien a decirte que le ha dicho su amigo informático que hacer no sé qué es muy fácil…

    ¿Realmente tu amigo informático es informático, o simplemente es tu sobrino de 15 años que sabe poner un plugin en un Wordpress haciendo click en un enlace que pone Instalar plugin? ¿Realmente tu amigo sabe la complejidad de un sistema del que no tiene ni idea? ¿Realmente tienes un amigo informático y has llegado a hablar de esto con él? ¿Realmente estás poniendo en boca de tu amigo unas palabras que probablemente no haya dicho si es un informático de verdad? ¿Sabe tu amigo lo que estás diciendo de él?

    El amigo informático

    Porque decir que tu amigo informático piensa que hacer algo en tu sistema no puede costar tanto (tiempo / dinero), siendo que no conoce ni lo más mínimo tu sistema ni cómo está desarrollado internamente, es como decir que mi abuela, que me ponía tiritas cuando me hacía un rasguño de pequeño, piensa que una operación a corazón abierto no puede ser difícil.

    O como decir que un primo lejano mío, que trabaja en un lavacoches y sabe que los coches tienen cuatro ruedas, piensa que un Fórmula 1 puede configurarse con un simple destornillador para hacer que gane 70 u 80 caballos extra.

    O como decir que un amigo de la mili, que sabe ir en bici, piensa que pilotar un avión no puede ser tan difícil si también llevan algo parecido a un manillar para dirigir el avión.

    ¿Parece exagerado? Pues cuando alguien nombra a su amigo informático con frases como estas, a la gente que de verdad trabajamos o hemos trabajado en el sector informático se nos cae una lagrima (de pena, generalmente, debido a la vergüenza ajena): Otro infectado por el cuñadismo más estúpido, o directamente por la ignorancia más atrevida.

    Mi consejo: Si sois informáticos (o trabajáis en el sector) y tenéis un amigo que va diciendo algo sobre el amigo informático, huid y buscad nuevos amigos. Si no sois informáticos y tenéis algún amigo que sí lo es, no le hagáis pasar este mal rato.

  • Locos sobre ruedas

    Mañana se disputa la Media Maratón de Zaragoza, y algún año volveré a correrla. Este año estoy todavía un poco tocado y estoy haciendo la transición al calzado minimalista (de esto ya hablaré otro día), con lo cual estoy entrenando poco por no decir nada (un poco de bici y correr 15-20 minutos dos o tres veces por semana).

    Aún así, estoy esperando a que Martina cumpla nueve meses para empezar a correr con el carro, al igual que hice con Bruno.

    Bruno en su carro

    Además, hemos sido entrevistados para el reportaje del Periódico de Aragón: Locos sobre ruedas. Sí, me han caído 5 años más de la cuenta de repente.

    El poder correr con el carro tiene muchas cosas buenas, y no solo el poder hacer deporte con tus hijos al aire libre: Un montón de buenos recuerdos y la mejor inversión que hice en el 2012.

    • Bruno gritando “¡Papá, corre más!”. Cuesta arriba, sin respiración, empujando el carro.
    • Cierzo. En Zaragoza hay mucho. El carro hace de vela, y el aire siempre suele dar en contra. Bruno gritando “¡Papá, corre más!”. Pasas de ir a 4.30 a 6.00. Luego te da a favor y pasas a hacer series de 1000 a 3.15 con el niño (aunque seguirá gritando “¡Papá, corre más!”).
    • Cuestas arriba. El carro es muy cómodo, se conduce con una sola mano y en llano parece que ande solo (menos cuando hay cierzo), pero cuesta arriba no deja de ser un lastre de 15 kilos más lo que pese el niño. Te pones fuerte.
    • Caminos. Pasas de ir sin un bache por la acera / carril bici / asfalto a que el niño vaya dando saltos. Cuando vuelves al asfalto te mira con cara de pena, como diciendo “¡Papá, quiero baches!”.
    • El día que sales haciendo sol, y se pone a llover. El carro parece una nave espacial en miniatura con el protector. Tú no llevas protector y acabas empapado.
    • La hora de la siesta. Puedes entrenar todo el rato que quieras, porque a los 2 minutos el niño va a ir dormido. Cuando va creciendo va durmiendo menos, y para que no se aburra puedes ir cantando canciones. Bruno gritando “¡Papá, corre más! ¡Ahora la canción del barquito chiquitito! ¡Y ahora la de Pocoyó!”. Cuesta arriba, sin respiración, cantando, empujando el carro, con cierzo, lloviendo.

    Actualización 2016-07-12

    A Martina parece que también le gusta. No ha parado de canturrear durante los 40 minutos de su primer día en el carro.

    Martina en su carro

  • Sobreinformación

    Hoy en día se utilizan en exceso las palabras información, datos y Big-Data: Es el nuevo oro que todo el mundo quiere. Cuantos más datos y más información se tengan en bases de datos gigantescas más valor tendremos. Aunque como suelo comentar a menudo, por mucho que se te llene la boca de palabras rimbombantes (por ejemplo, Big-Data), lo que importa es qué haces con esos datos y si lo haces bien.

    En ese sentido, si eres capaz de ofrecer un valor añadido a esa información (y alguien está dispuesto a pagar por obtener dicho valor), el producto será un éxito. Ese valor añadido que le va a dar el procesar toda la información de una forma u otra (mezclando, correlando e interconectando datos, obteniendo tendencias, etcétera) puede no verse reflejado si no somos capaces de mostrarlo al usuario de forma simple, correcta, intuitiva y significativa. En definitiva, que si tenemos datos y obtenemos información procesada valiosa para el usuario pero no somos capaces de mostrársela de forma correcta, al usuario no le va a servir de nada.

    La experiencia de usuario al consumir esta información puede verse deteriorada por varios aspectos. Por ejemplo:

    • Utilizar diferentes técnicas de visualización de datos (texto básico, datos tabulados, gráficas…) que no sean adecuadas para la naturaleza de los datos a visualizar. Por ejemplo, para el usuario suele ser mucho más útil si mostramos geolocalizaciones utilizando mapas interactivos en vez de mostrar una tabla con los campos numéricos de latitud y longitud.
    • Utilizar interfaces de usuario que dificulten la legibilidad y entendimiento de los datos. Por ejemplo, no separar correctamente los datos a visualizar, o mostrarlos en un órden que puedan confundir al usuario. La posición de los datos visualizados con respecto al resto de datos debe seguir una ordenación lógica para el usuario, ya que mentalmente va a interrelacionar el significado de los mismos (es, por decirlo así, el contexto de un dato con respecto a la información global que se está mostrando).
    • Mostrar menos información de la necesaria. Por ejemplo, si tenemos una aplicación de control de tareas a realizar que tengan una fecha límite tendremos que mostrar siempre esa fecha límite. Sería estúpido no mostrarla.
    • Mostrar más información de la necesaria.

    Este último punto es sobre el que trata este post: La sobreinformación. En algunos casos, mostrar más información de la necesaria puede ser perjudicial para el usuario e incluso para el desarrollo y mantenimiento de la aplicación.

    En algunas fases del flujo de acciones que se realizan en las aplicaciones que estemos utilizando no va a ser indispensable mostrar ciertos datos, e incluso puede ser muy beneficioso no mostrarlos. Vamos a poner como ejemplo una aplicación en la que el usuario pueda registrar una tarea. Según los datos que introduzca en el formulario de registro (por ejemplo, tipo de tarea, lugar donde debe realizarse, etcétera), se calculará automáticamente una fecha y hora límite para finalizar dicha tarea. En este ejemplo:

    • En la página de registro de la tarea no conviene mostrar el campo de “Fecha límite para finalizar la tarea”, a pesar de que la podamos calcular automáticamente al vuelo a partir de los datos introducidos en el resto de campos de formulario.
    • Una vez registrada la tarea en el sistema, podremos acceder a la página de visualización de datos de dicha tarea. En este apartado sí que incluiremos la fecha límite, ya que el usuario debe conocerla.

    ¿Por qué no hemos calculado y mostrado al vuelo la fecha límite de finalización en el formulario de registro? Por una sencilla razón: El usuario no necesita conocer dicho dato hasta que no haya registrado la tarea. Si conoce dicha fecha de finalización mientras registra la tarea, podría ir modificando el resto de campos de formulario para que le ofrezca, por ejemplo, una fecha de finalización menos estricta.

    En este caso, el usuario estaría falseando la información a su favor, haciendo que la aplicación de control no sirva realmente para controlar (ya que el usuario podría adaptar los plazos a su conveniencia, en lugar de realizar su trabajo como corresponde). Y en ciertos entornos corporativos esto es un problema.

    Por tanto: Hay que pensar siempre qué información se debe mostrar en cada apartado de la aplicación para dar al usuario todos los datos que necesite y le sean de utilidad en cada momento. Ni más, ni menos